Dr. Gregorio Sánchez Romero, geriatra. Nuestro «médico del mes».
Durante mucho tiempo la Medicina parecía necesaria solo hasta una determinada edad y que a partir de entonces el estar enfermo o con los «achaques típicos» era ley de vida que todos tendríamos que aceptar. Hace falta un poco más para ser geriatra, y eso es lo que podemos descubrir en el trato con el Dr. Gregorio Sánchez Romero.
El Dr. Sánchez Romero decidió elegir la Geriatría como especialidad por la importancia que para él tiene el contacto con el paciente y el desarrollo de la medicina a pié de la cabecera del enfermo, especialmente del mayor, que además de ser tratado, necesita ser escuchado cuando sufre una enfermedad o solicita consejo médico. La Geriatría aporta una visión global del enfermo atendiendo tanto a los aspectos físicos y psicológicos como a los aspectos sociales y sobre todo funcionales asociados al enfermar.
La Geriatría trata de aumentar la esperanza de vida, aportando años a la vida pero también vida a los años. Una de las metas a conseguir en su especialidad, es reducir el tiempo de incapacidad y de convalescencia en situación de dependencia funcional, manteniendo durante el mayor tiempo posible, un estado de salud adecuado para estar socialmente activos. «Años a la vida y calidad de vida», pero también ayudar al proceso final atenuando el sufrimiento y aportando medidas de confort en pacientes con mal pronóstico vital y enfermedades que acarrean un sufrimiento innecesario.
Al preguntarle por alguna anécdota en sus años de profesión, el Dr. Sánchez Romero nos cuenta que son muchas las que podría contar, pero recuerda especialmente una que combinaba el aspecto asistencial del trato al paciente con la situación hilarante.
«Atendía a una paciente obesa en consulta por una patología respiratoria cuando al pedirle que se levantara de silla en la que se había sentado sin problemas, se quedó encajada sin poderse levantar. Solicité ayuda por parte de la familia y de la auxiliar de la consulta y no podiamos desatascarla, así que decidimos llevarla a la sala de espera para intentarlo allí, en el proceso de «desatasqué» el hijo sufrió una crísis de dolor lumbar intenso que obligó a tumbarlo en el sofá de la sala. Me encontraba entonces con un hijo lesionado y su madre atascada en la silla y ¡¡la consulta a tope de pacientes¡¡. Al final lo resolvimos llamando a otro de los hermanos y con la ayuda de todos los presentes desatascamos a la Sra. El hijo dañado se quedó y espero pacientemente al final para ser tratado de su lumbalgia».
Un saludo, Dr. Sánchez Romero.